Por Joaquín Cámara

Las relaciones entre padres e hijos son probablemente las más influyentes, impactantes y decisivas de todas las que podemos tener a lo largo de nuestra vida.

La psicología convencional nos explica la importancia de los primeros años de vida de un bebé y la influencia que la educación y ejemplo parental tienen en la formación de la personalidad del niño. Son las experiencias que ese nuevo ser vivirá durante la infancia las que formarán sus esquemas mentales, a través de los cuales interpretará la realidad que le rodea. Todo esto nos ayuda a entender ciertas conductas, pensamientos y emociones que ya de adultos gobiernan nuestra vida. Pero, como sucede siempre, hay algo mucho más profundo que nos ayuda a cambiar radicalmente de perspectiva, a ganar una comprensión mucho más amplia.

Las raíces profundas de las relaciones entre padres e hijos las encontramos en el mundo espiritual, en las decisiones que tomamos desde allí antes de reencarnar en esta vida física. Es desde esta nueva mirada donde hallamos su auténtico significado y el aprendizaje que hemos venido a adquirir.

A lo largo de este artículo quiero compartir contigo extractos de algunas de las regresiones que he realizado en Triom con mis pacientes, las cuales nos ayudan a entender la realidad profunda de estas relaciones familiares.

MARTA Y UN PADRE DISTANTE

Marta acudió a mi consulta buscando respuestas al bajo estado de ánimo que llevaba arrastrando desde prácticamente toda su vida y que no había podido solucionar a través de la psicoterapia convencional. A lo largo de nuestra entrevista, habló de la relación de amor-odio que tenía con su padre: en su interior ella lo quería, sin embargo él le había hecho mucho daño a lo largo de toda su vida por su fuerte carácter, frialdad y crítica constante, algo por lo que también lo odiaba. Aunque este no era el problema principal para su estado de ánimo actual, sí que fue algo muy revelador cuando pudimos encontrar el significado de esta relación, el cuál provenía de una de sus vidas anteriores.

Este es un extracto de lo que encontramos en una vida anterior:

– Es el año 1711 y tengo 68 años, soy una mujer muy mayor. Estoy en Norteamérica. 

 

– ¿A qué te dedicas en esa vida?

 

– Soy la dueña de una especie de bar. En esta zona yo tengo mucho poder, mando en toda esta gente. No es porque sea nadie importante, pero todo el mundo me tienen mucho miedo

 

–  ¿Y qué está sucediendo en ese momento?

 

– Hay dos hombres en la calle peleándose, son mis hermanos. Yo estoy mirándoles y riéndome de ellos. Soy una persona muy altiva, prepotente… soy una mujer muy rígida, con mucha furia. Voy mirando a todo el mundo por encima del hombro.

Cuando Marta describió cómo era ella en esa vida, pudimos comprobar la enorme similitud que había con quien es su padre en esta actual vida física. Al continuar profundizando, ella pudo experimentar cómo se sentía en aquella vida y qué le había hecho convertirse en una persona así, lo que le sirvió para ganar una mayor comprensión hacia la conducta de su padre actual. Esto, evidentemente, no hizo que lo justificara o que le pareciese bien la conducta que había tenido con ella durante toda su vida, pero sí le ayudó a comprenderlo.

Cuando terminamos de ver todos los acontecimientos importantes que había adquirido en esa vida, nos marchamos entonces al mundo espiritual. Tras pasar por diferentes regiones espirituales, llegó al lugar de revisión de vida:

– ¿Dónde te encuentras ahora?

 

– Estoy en una gran sala blanca. Hay tres hombres mayores frente a mí, desprenden mucha luz y amor. A mi lado está mi Guía. No sé qué vamos a hacer aquí [larga pausa] Sí, vamos a revisar la vida que acabo de tener, quieren que comprenda lo que ha sucedido…

 

– ¿Qué te dicen?

 

– Me están explicando que el dolor que tuve en aquella vida no lo gestioné bien. Me convertí en una mujer mala, hice daño a quienes me querían… a todos los que me rodeaban… eso no estuvo bien. Ellos no me lo recriminan en absoluto, lo entienden, pero yo sí siento interiormente el daño que provoqué… no sé cómo explicarlo, es extraño, puedo ver y sentir lo que hice en esa vida… lo que hice sentir a los demás.

 

– ¿Qué pasa ahora?

 

– Me explican que debo aprender a superar los obstáculos sin generar daño a los demás. Estoy muy de acuerdo con eso, siento que debo aprender a hacerlo. También me dicen que tendré que experimentar en mí misma aquello que hice a los demás. La verdad es que no me apetece en absoluto… pero ellos me lo explican con mucho amor… entiendo que es el modo de aprender, de evolucionar.

 

– ¿Y cómo vas a aprender eso? ¿Cómo lo vas a experimentar?

 

– En mi próxima vida en la Tierra, cuando reencarne. Buscaremos un alma que reencarne conmigo y que me pueda enseñar esto… tengo la sensación de que ese alma hará de mi padre… pero esto aún no está claro, me han dicho que lo decidiremos más adelante.

Finalmente fue así, y un miembro de su familia espiritual (grupo de almas primario) aceptó encarnar como su padre en esta actual vida, con la actitud que ella necesitaba para aprender. Esta era la razón profunda de la conducta que su padre actual había estado teniendo con ella a lo largo de estos años.

Dos semanas después de nuestra regresión, volví a ver a Marta. Me explicó que la relación con su padre había cambiado completamente. Ella había tomado una actitud diferente con él, de mayor entendimiento, y esto había logrado que la conducta de su padre también se hubiese suavizado ligeramente; en cualquier caso, era esta nueva percepción que había adquirido la que la ayudó a desprenderse de la ira, el odio y el rencor que le guardaba. Había logrado entender el motivo de tener ese padre.

JULIA Y UNA MADRE AUSENTE

Julia acudió a consulta para buscar una solución a un extraño problema físico que padecía desde hacía años y el cuál no había podido ser explicado ni solucionado desde la medicina ni la psicología convencional. Aunque esa fue la cuestión principal de nuestras sesiones de regresión, de camino también pudimos encontrar la explicación a la difícil relación que había mantenido con su madre desde la infancia.

Al inicio de nuestra entrevista, Julia comentó que nunca había tenido una relación estrecha con su madre; de hecho, la había visto relativamente pocas veces en su vida ya que fue internada en un colegio durante toda su infancia y adolescencia, al contrario que sus hermanos. Al inicio de nuestra regresión, sus recuerdos más tempranos eran de su madre atendiendo al resto de sus hermanos, pero no a ella. Sentía profundamente que su madre estaba muy lejana, fría hacia ella.  

En una vida anterior pudimos ver que Julia no había coincidido con su madre, de modo que la explicación a esta relación se encontraba exclusivamente en el mundo espiritual y no a motivos kármicos. Cuando llegamos al mundo espiritual, encontró la respuesta:

– ¿Dónde estás ahora?

 

– Estoy junto a un ser de luz, es mi maestro espiritual. Vamos caminando por un lugar muy blanco y luminoso… hacia una sala grande que hay al fondo…

 

– Entra en esa sala y cuéntame lo que sucede ahí.

 

– Hay mucha gente… algunos de ellos son de mi grupo de almas… a otros los conozco menos, son de familias cercanas. También hay seres más mayores, sabios. No sé que hacemos aquí… [larga pausa] Ya sé… hemos venido todos a planear mi próxima encarnación en la Tierra, es el momento ya.

 

– ¿Cómo planificas esta vida?

 

– Estamos viendo qué es lo que necesito aprender y las situaciones que me van a ayudar a hacerlo. En mis vidas físicas anteriores siempre he estado muy protegida por mis madres, y yo me acomodaba en eso… no aprendí a ser independiente, libre… a decidir por mí misma. Cuando he estado en la Tierra, siempre he buscado que mis madres resolvieran mis problemas… pero ahora quiero hacerlo de modo diferente.

 

– ¿Y cómo vas a hacer para aprender a no refugiarte en una madre?

 

– Necesito una madre que esté alejada de mí lo máximo posible, para que yo no vuelva a apegarme tanto a ella que me anule a mí misma. Hay un alma de otro grupo que va a hacer esto, va a ser mi próxima madre en la vida física… ella entiende lo que tiene que hacer… tiene que dejarme sola.

Gracias a esto, Julia pudo comprender completamente los motivos de ese distanciamiento tan temprano con su actual madre física. Entendió que gracias a este alejamiento, ella había podido evolucionar y desarrollarse por su cuenta, convirtiéndose en la actualidad en una profesional de éxito, resolutiva y decidida, la cual había formado su propia familia.

Comprender esto la ayudó a desprenderse de la emoción de tristeza, odio y abandono que sentía hacia su madre. Todo estaba tan planeado desde el mundo espiritual, que unos días antes de que Julia y yo realizáramos la regresión, su madre había fallecido, lográndose así que esta comprensión no imposibilitara la evolución de Julia, la cual habría podido volver a apegarse a su madre al conocer esto.

Estos dos fragmentos de regresiones nos muestran cómo las relacionas difíciles entre padres e hijos tienen un significado profundo, un motivo que escapa a la comprensión física pero que se entiende perfectamente cuando ampliamos nuestra visión. Siempre hay algo importante que aprender a través de las relaciones entre padres e hijos. Algunas veces habrá que aprender a marcharse de esas relaciones o a poner límites; otras veces a empatizar y comprender a través del Karma; en numerosas ocasiones, se tratará de relaciones de ayuda y acompañamiento. Pero siempre son relaciones importantes, fundamentales; son relaciones que están en nuestra vida para posibilitarnos una evolución personal y espiritual profunda.

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