Por Joaquín Cámara
La psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross es un pilar fundamental en la investigación sobre la vida tras la muerte física. Fue la primera científica en investigar las estapas que atraviesa el moribundo durante su muerte y tras ella, en sistematizar las fases de duelo que hoy se conocen y estudian en todo el mundo y en la aplicación de los cuidados paliativos. Licenciada en medicina en la Universidad de Zurich en el año 1957 y especializada más tarde en psiquiatría, comenzó su interés por la muerte en su época de estudiante, cuando visitó algunos de los campos de exterminio nazi tras la guerra. Llegó a Nueva York en 1958 para continuar su trabajo hospitalario como psiquiatra, atendiendo especialmente a pacientes moribundos. Fruto de este trabajo publicaría sus primeros trabajos, en los que se describe el hoy conocido «Modelo de Kübler-Ross» de Duelo que veremos más adelante. Su trabajo ha obtenido reconocimiento mundial, recibiendo 23 doctorados Honoris Causa.
La Dr. Kübler-Ross ayudó a muchos pacientes a encajar su muerte, a los familiares a entender la pérdida de sus seres queridos y cómo apoyar al moribundo a lo largo de todo el proceso. Bajo su dirección y apoyo se crearon fundaciones y movimientos ciudadanos que reclamaban el derecho a una muerte digna. En su última etapa, sus esfuerzos estuvieron dedicados a los enfermos de SIDA, en aquel momento marginados de la sociedad; con sus propios medios económicos, creo un orfanato en el que atendía y cuidaba a niños y adolescentes aquejados de esta enfermedad y que habían sido rechazados en los sistemas habituales de salud.
Las etapas del duelo
Kübler-Ross observó que tanto en sus pacientes como en los familiares de estos se producían una serie de etapas psicológicas tras ser notificada una enfermedad terminal. Con los años, se descubrió que estas etapas no sólo se dan en estas circunstancias, sino que de forma globan son atravesadas por todas las persona que se enfrentan a una pérdida de cualquier tipo (ruptura sentimental, pérdida de empleo, de amistades, fallecimiento de seres queridos, etc.).
Estas etapas, tal y como describió la psiquiatra, no necesariamente suceden en el orden descrito, ni todas son experimentadas por todas las personas; sin embargo, sí hay seguridad en que una persona al menos sufrirá dos de las etapas. De manera habitual, las personas atravesarán varias de las etapas en un efecto de «montaña rusa», pasando de una a otra y volviendo a hacerlo una o varias veces antes de finalizar el proceso. Estas cinco etapas, descritas en su obra «Sobre la muerte y los moribundos» son:
Negación
«Me siento bien», «esto no me puede estar pasando». La negación es una defensa temporal para la persona y constituye la fase inicial del proceso de duelo.
Ira
«¿Por qué a mí? ¡No es justo!». Una vez en la segunda etapa, el individuo reconoce que la negación no puede continuar. Debido a la ira, esta persona es difícil de ser cuidada debido a sus sentimientos de ira y envidia. Cualquier individuo que simboliza vida o energía puede ser el punto de mira de la persona en duelo. En las personas con creencias religiosas, suelen darse enfados contra su dios y rechazo a las creencias espirituales que tenía hasta ese momento.
Negociación
«Dios, déjame vivir un poco más», «haré cualquier cosa», «cambiaré mi modo de vida». La tercera etapa involucra la esperanza de que la persona puede de alguna manera posponer o retrasar la muerte o situación dolorosa. Habitualmente, la negociación por una vida extendida es realizada con un poder superior a cambio de una forma de vida reformada.
Depresión
«Estoy tan triste, ¿por qué hacer algo?»; «¿qué sentido tiene todo?». Durante la cuarta etapa, la persona que está muriendo o atravesando un duelo empieza a entender la seguridad de la pérdida. Debido a esto, el individuo puede volverse silencioso, rechazar visitas y pasar mucho tiempo llorando y lamentándose. Este proceso permite a la persona desconectarse de todo sentimiento de amor y cariño. No es recomendable intentar alegrar a una persona que está en esta etapa. Es un momento importante que debe ser procesado.
Aceptación
«Esto tiene que pasar», «no puedo luchar contra la realidad», “debería aceptarlo». La etapa final llega con la paz y la comprensión de que la muerte está acercándose o de que la pérdida se ha producido y es irreversible. En el caso de los moribundos, los sentimientos y el dolor físico pueden desaparecer. Esta etapa también ha sido descrita como el fin de la lucha contra la muerte o la pérdida.
Autores posteriores han encontrado que, además de estas etapas, existen diversas tareas de duelo a las que se enfrentan las personas en esta situación, las cuales son necesarias abordar de un modo práctico, ayudándoles de esta manera a resolverlas de una manera satisfactoria y previniendo así un duelo complicado. En este artículo hablamos en profundidad de ellas: www.triom.es/dueloserquerido
Las etapas de la muerte
Kübler-Ross no sólo estudió el proceso de duelo, sino que en su trabajo al lado de moribundos puedo investigar el proceso que se da durante la muerte física. Pese a haber sido una mujer escéptica, las vivencias que tuvo junto a sus pacientes la llevaron a descubrir que la vida continuaba para el paciente tras la muerte física.
Durante el proceso de muerte, bien sea de manera definitiva o bien temporal (mientras se está reanimando al paciente), suceden varias etapas que todo el mundo atraviesa:
En el momento de la muerte se produce un deterioro de la conciencia presente. El sujeto nota unos zumbidos extraños y, de pronto, sale de su cuerpo. Puede ver y oír todo lo que sucede a su alrededor, sin embargo desaparece el tiempo y el espacio. El fallecido puede viajar al lugar que quiera o ver a la persona que desee tan solo con pensarlo. Si la persona muerta tenía alguna enfermedad, en este momento le ha desaparecido: los ciegos pueden ver, la gente a la que le falta algún miembro del cuerpo vuelve a tenerlo, no hay dolores: el cuerpo ha sanado.
Tras esto, todo se vuelve oscuro y se reencuentra con diferentes espíritus, bien sean familiares fallecidos anteriormente o sus guías espirituales. Después de este encuentro que todos los moribundos relatan, aparece un espacio celestial, tranquilo, sereno. Ninguno siente miedo ante la situación que se le presenta. En este espacio celestial, aparece un túnel desde el que se ve, al fondo, una luz. Todas las personas que han pasado por esto comentan que no se puede expresar con palabras cómo es esa luz, asegurando que está viva y que irradia amor y bondad. Dentro de ese túnel pueden pasar dos cosas: si la persona fallecida vuelve a la vida con la reanimación médica, ahí finaliza su experiencia. En cambio, si la persona ha muerto continuará en ese túnel para continuar su viaje.
Las personas que mueren ven en ese momento como se rompe el llamado “cordón de plata”. Este cordón es el que une el cuerpo físico con el cuerpo espiritual. Sólo se rompe cuando la persona muere, y una vez roto es imposible volver a la vida física. Cuando se rompe este cordón, la persona continúa en ese túnel, acompañada de familiares fallecidos o gente a la que amó, así como con sus guías espirituales.
Comienza entonces la última etapa a la que llegó en sus investigaciones la Dr. Kübler-Ross. Mucha gente la ha descrito como “toda tu vida pasa por delante de ti como si fuese una película”. Lo que realmente sucede es que todos los acontecimientos de tu vida, todas las cosas que hiciste o que no hiciste, se reviven en ese túnel; experimentas todas las emociones y sensaciones de tus acciones. Si hiciste daño, lo sentirás ahora. Si amaste, sentirás ese amor. Todo, absolutamente todo lo que hiciste sentir a los demás, lo vas a experimentar en este momento. Es aquí, en este lugar, cuando comienzas a entender la vida y su finalidad.
Investigadores coetáneos a Kübler-Ross y posteriores continuarían profundizando en estas fases y en el conocimiento de la vida tras la muerte, tales como Raymond Moody, Brian Weiss o Michael Newton.
La importancia de las investigaciones de Kübler-Ross para la terapia Psicoespiritual
Las investigaciones de Elisabeth Kübler-Ross para la terapia psicoespiritual que realizamos en Triom son fundamentales en varios sentidos. Por un lado, sirven para entender los estados psicológicos que está atravesando una persona que se enfrenta a su propia muerte; este hecho nos permite adaptar cada sesión a sus circunstancias emocionales. Además, es posible ayudar al moribundo a entender lo que sucederá durante su muerte física, de manera que consiga una mayor serenidad cuando atraviese esos estados de consciencia.
Por otro lado, la intervención con moribundos que llevamos a cabo en Triom suele incluir a los seres queridos que lo acompañan, a quienes se les ayuda emocionalmente según la etapa de duelo que atraviesa y se les explica el proceso que seguirá su ser querido durante la muerte y tras ella, algo fundamental para el buen funcionamiento de la relación pese a la pérdida física.
Autoría y Licencia
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