Por Joaquín Cámara

 

Como vimos en el artículo anterior, el plano astral es el primer lugar al que vamos tras la muerte. Este lugar está dividido en 7 regiones o subplanos en función de su densidad. Así, los primeros subplanos astrales son mucho más densos y oscuros en comparación con los últimos, más cercanos ya al mundo espiritual. Tras desencarnar, cada uno de nosotros iremos al subplano astral que se corresponde con la vibración que hemos ido acumulando a lo largo de su vida. Sea cual sea el subplano al que accedamos tras la muerte, tarde o temprano todos vamos desprendiéndonos de nuestras vibraciones más densas y ascendiendo a los subplanos superiores, llegando finalmente hasta el plano mental, también llamado Mundo Espiritual. El artículo anterior lo dedicamos a conocer los subplanos más densos del astral. Ahora, en este nuevo artículo, vamos a profundizar en los subplanos medios y altos.

 

No es en absoluto frecuente que alguien vaya al bajo astral tras su muerte. De manera habitual, quienes desencarnan pasan directamente a los subplanos intermedios. Estas zonas son las más cercanas al mundo físico, por lo que especialmente al principio, la persona suele ver los mismos lugares y a la misma gente que cuando estaba viva en la Tierra. Sin embargo, las características propias de este lugar harán que quienes estén allí vean el mundo con ciertas diferencias: 

 

 

 

Visión física y astral

 

Cuando nos encontramos en el plano físico, vemos únicamente la forma física de cada persona u objeto. Sin embargo, desde el plano astral la apariencia de las cosas incluye tanto la parte física como la astral. Por ejemplo, si alguien te estuviese viendo desde allí ahora, vería tu cuerpo físico y al mismo tiempo tu cuerpo astral. La cantidad de detalles y aspectos concretos que una persona vea dependerá de la atención que preste, de su experiencia y del tiempo que lleve en ese lugar. Uno de los mayores expertos en el conocimiento del plano astral, el cual tenía la capacidad de acceder a él estando despierto, describía de este modo cómo veía una simple roca desde este lugar:

En primer término se ve la masa física de la roca; en segundo lugar se perciben las vibraciones de sus partículas físicas. Al mismo tiempo podemos ver su doble astral, cuyas partículas están en continuo movimiento, y su aura […] y luego se distingue la vida universal circulando por ella e irradiando del mismo” [Leadbeater, C. (2002) El plano astral. Madrid: Mestas.]

 

 

Escenarios de diferentes tiempos

 

Aunque los lugares del mundo físico se ven de un modo similar en el astral, este plano también incluye memorias y presagios de elementos que ya no existen en la Tierra o que están por llegar, pero que desde ahí se pueden percibir perfectamente. Uno de los pioneros en investigar profundamente este plano mediante viajes astrales lo describió del siguiente modo:

«En el curso de mis diversas exploraciones de este lugar, he descubierto que la visión astral de una ciudad [física] parece mucho mayor que la [que vemos desde la] Tierra, pues además de sus actuales estructuras y características, se encuentran edificios, monumentos, etc. que no tienen existencia actualmente en la Tierra. Algunos de ellos existieron en el pasado y los otros sospecho que son […] presagios astrales de edificios terrestres que un día llegarán» [Fox, O. (2011) El viaje astral. Barcelona: Obelisco.]

 

Durante una sesión de conexión espiritual, uno de mis pacientes llamado Carmelo realizó mediante hipnosis un viaje astral en directo por su pueblo. Fue algo inesperado para ambos, pero el modo en el que pudo observar un lugar tan cotidiano para él desde la visión astral resultó muy revelador, confirmando lo que otros investigadores han narrado sobre la forma en la que vemos la Tierra desde el astral:

 

  • [Carmelo] Siento que estoy fuera de mi cuerpo… me estoy moviendo por el despacho… siento como corrientes de energía que me van llevando con suavidad.
  • [Joaquín] Esto que estás viendo, ¿es un recuerdo o sientes que está pasando en este momento, que estás ahí fuera ahora?
  • Estoy fuera del cuerpo ahora… es muy raro, porque soy consciente de que estoy tumbado en tu sillón, pero al mismo tiempo me veo fuera y me muevo por aquí, voy hacia la ventana… siento que me arrastran hacia allí.
  • Muy bien, Carmelo. Lo que está sucediendo ahora es que estás consciente en el plano astral, estás teniendo una experiencia fuera del cuerpo, un viaje astral. Si te sientes bien y no tienes miedo, podemos continuar con esto. Si no, podemos regresar.
  • Estoy bien, siento mucha libertad aquí, me gustaría seguir.
  • De acuerdo. Entonces ve dejando que esa corriente te lleve, sin dejar de contarme en todo momento lo que vas viendo y sintiendo.
  • He traspasado la ventana, estoy flotando por encima de la calle… [va describiendo lo que ve] y esa corriente me está llevando a mucha velocidad a algún sitio. Ahora estoy en mi pueblo… en la zona del bosque y del lago. El bosque se ve muy verde, mucho más de lo normal. Me estoy moviendo por aquí involuntariamente, siento que no puedo decidir a dónde voy… ahora me muevo hacia la izquierda… me paro enfrente de unas casas de ladrillo, muy antiguas. Pero yo conozco esta zona bien y estas casas no están aquí… parecen ser de otra época. Son muy antiguas, pero aquí las veo nuevas, no están abandonadas, vive gente ahí.
  • ¿Puedes ver a esa gente?
  • No, solo sé que ahí vive gente. Es como si estuviera viajando en el tiempo hacia el pasado, pero al mismo tiempo hay zonas de este bosque que son modernas, con las calles asfaltadas tal y como están ahora. [Aquí podemos observar que Carmelo está viendo desde el astral la parte actual de esa zona y, al mismo tiempo, la antigua con esas casas].
  • ¿Qué más puedes ver?
  • Ahora veo el lago, y una cascada. El lago está como siempre, pero la cascada ya no existe… solo la conozco de haberla visto en fotos, aquello lo reformaron hace muchos años. Pero está aquí ahora, la estoy viendo. El cielo tiene mucha luz… una luz muy brillante, azulada. Esta luz no la había visto nunca, y lo ilumina todo de una forma muy extraña, muy bonita. Pero esta luz no viene del sol… está en el cielo, pero no es el sol. Una energía fuerte vuelve a arrastrarme y estoy yendo hacia otro lugar… sigue siendo mi pueblo, estoy flotando sobre las calles… las reconozco, veo mi casa… pero también hay casas que no conozco, muy modernas… muy diferentes, más grandes, muy blancas, con ventanales enormes… es como una urbanización mezclada con el pueblo, están a la izquierda más apartadas… pero esas casas no existen. [Aquí Carmelo estaba viendo algunas de las construcciones futuras que van a producirse en aquel lugar].

Además de estas visiones, el plano astral también guarda memorias de situaciones pasada que se produjeron en la Tierra con gran carga emocional, de manera que hay ciertos lugares físicos que, al ser vistos desde el astral, reproducen algunas de esas escenas antiguas. Veremos esto más adelante, en el apartado de dudas frecuentes.

 

 

 

Formas de pensamiento

 

Cada vez que tenemos un pensamiento emocionalmente intenso, emitimos una vibración al plano astral. Allí tomará forma convirtiéndose en algo visible, habitualmente en forma similar a una nube o bola de energía. Según su vibración, se verá en el subplano astral que tenga su misma frecuencia. Por tanto, quienes se encuentran en ese lugar también verán estas formas de pensamiento que emitimos quienes nos encontramos en la Tierra. En el esquema de la página siguiente puedes verlo con mayor claridad.

 

 

 

Habitantes del astral

 

Como ya hemos visto, el mundo físico y los subplanos medios y altos del astral comparten los mismos espacios. Por tanto, quienes se encuentran allí pueden ver a quienes continúan vivos en la Tierra. Pero, además, el plano astral también tiene otros habitantes con los que podemos encontrarnos:

 

  • Personas durmiendo en el mundo físico e inconscientes en el plano astral. Cada vez que nos quedamos dormidos, nuestro cuerpo astral se aleja del físico y deambula por su plano. La mayoría de personas permanecen inconscientes en el astral en esos momentos, por lo que al despertar no recuerdan nada de los sitios en los que han estado. Sin embargo, quienes viven en el astral pueden ver a estos cuerpos dormidos y paseando, como llevados por una ligera corriente.
  • Personas durmiendo en el mundo físico pero conscientes en el plano astral. En muchas ocasiones, es posible que mientras dormimos estemos algo más conscientes o semi despiertos en el plano astral. Por tanto, quienes viven allí pueden interactuar con gente que aún está viva físicamente.
  • Viajeros astrales. Hay personas que de manera involuntaria o mediante la práctica de ejercicios concretos, son capaces de salir de su cuerpo físico y adentrarse en el plano astral de un modo completamente consciente. Esto es lo que se conoce como viajes astrales o experiencias fuera del cuerpo, como hemos visto en el caso de Carmelo. Quienes viven en ese plano pueden por tanto verlos y relacionarse con estos viajeros.
  • Otros desencarnados. Las personas que viven en el plano astral tras desencarnar se encuentran, sobre todo, con otras personas en su misma situación y de una vibración similar a la suya.
  • Sombras. Del mismo modo que al morir en la Tierra dejamos un cadáver físico, cuando abandonamos el plano astral para ascender al siguiente también dejamos una especie de cadáver. Aunque hablaremos de esto un poco más adelante, lo señalamos aquí porque quienes viven en el plano astral también se encontrarán con estos cuerpos en proceso de desintegración.
  • Animales. Algunos animales son capaces de estar vivos físicamente y al mismo tiempo ver el plano astral, como es el caso de los perros. Esto posibilita que quienes están viviendo allí puedan verlos y comunicarse con ellos. Además, cuando un animal muere también se marcha a ese plano durante un breve periodo de tiempo, compartiendo lugares con las personas que residen ahí.
  • Seres espirituales del plano superior. Una vez que hemos terminado nuestra vida en el astral, ascendemos al siguiente plano de existencia. Sin embargo, es posible que como almas volvamos a bajar al astral para ayudar a quienes se encuentran allí. Los Guías espirituales también suelen acceder a este lugar para acompañar en momentos puntuales a sus encomendados, por lo que quienes residen en el astral suelen encontrarse con almas de los planos superiores e incluso con su Guía.

Con todo lo que hemos visto, no cabe duda de que la vida en los subplanos medios y altos del plano astral es muy rica tanto por el modo en el que se experimentan los lugares y elementos como por todas las personas con las que nos encontramos allí. Lejos de ser un lugar oscuro como lo podían ser los subplanos más bajos, estas zonas están repletas de vida y conocimiento.  

 

 

 

El tiempo en el plano astral

 

Sabemos que el plano astral no es nuestro hogar definitivo, sino un sitio de paso necesario en nuestra evolución como almas; esto hace que el tiempo que estamos allí sea relativamente breve en comparación con el que pasamos en los planos superiores o en el mundo físico.

En cualquier caso, el tiempo que vivamos en ese lugar dependerá de varios factores. El primero de ellos es el subplano al que se haya ido tras la muerte. Nuestra tarea allí consiste en llegar hasta la última región (el séptimo subplano), desde la cual se accede al mundo espiritual; si tras desencarnar hemos llegado directamente al quinto, tardaremos menos que si hemos aterrizado en el segundo subplano, por ejemplo. El segundo factor es el de los apegos que se tengan hacia la Tierra. Es frecuente, por ejemplo, que un padre o una madre tenga un fuerte apego a sus hijos, de modo que al desencarnar quiera quedarse junto a ellos durante un largo tiempo (especialmente si los hijos son jóvenes) con el fin de ayudarlos, consolarlos o tratar de protegerlos; sucede igual en parejas o amigos que se tenían un gran apego y uno de ellos muere. Esto no es algo negativo, ya que la persona desencarnada se queda voluntariamente allí, sin prisa, el tiempo que pueda. Nadie la retiene. Existen también otros apegos al mundo físico que pueden hacer que se quede más tiempo en el astral: las adicciones, especialmente a drogas, alcohol, sexo o comida. El tercer factor que prolonga la vida en el astral son las fuertes emociones negativas que tuviéramos en el mundo físico, las cuales debemos disolver para poder continuar ascendiendo al siguiente plano.

Con todo, el tiempo que estemos en el plano astral no tiene una gran importancia ni supone un problema en la evolución del alma hacia los planos superiores. Estaremos ahí el tiempo que necesitemos para desprendernos de los apegos y las emociones densas y después, con una vibración ya más elevada, nos marcharemos serenamente.

 

 

 

La vida en los subplanos medios y altos del astral

 

Tal y como describen mis pacientes en regresión, la mayor parte del tiempo que alguien pasa en el astral la dedica a permanecer cerca de aquellos seres queridos que continúan vivos en la Tierra. No podemos perder de vista que ellos también están elaborando su duelo, se han marchado del mundo físico y necesitan tiempo para adaptarse y aceptar su nueva realidad, lo que los lleva a permanecer apegados a su familia y a los lugares en los que vivieron. Es precisamente desde estas zonas del astral desde donde tratarán de comunicarse con sus seres queridos a través de cualquier tipo de señal, introduciéndose en sus sueños o enviándoles pensamientos o emociones en forma de intuición.

Dependiendo de las necesidades y la personalidad de cada alma, en ese lugar también suelen aprovechar para explorar la parte astral de la Tierra, pasear, reflexionar y compartir experiencias con otros habitantes del astral.

 

Espero que con este artículo y el anterior, todas las dudas que tenías sobre la vida en el plano astral hayan quedado resueltas. En cualquier caso, recuerda que puedes profundizar más en el plano astral a través del libro “Una vida infinita”, donde profundizamos en el recorrido completo que hacemos desde que morimos en la Tierra hasta que volvemos a reencarnar.

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